La industria de la construcción de Estados Unidos se rige por códigos de construcción que mitigan los daños que pueden producirse en las edificaciones por el impacto de un evento natural como un huracán o terremoto. En Puerto Rico, donde también se implantan algunos de los códigos que exige la Nación Americana, recientemente se enmendaron las regulaciones de construcción para atemperarse a las características de isla tropical, mejorando la resistencia de las estructuras y la calidad de las reparaciones.
Un poco de historia
Desde el 1987 la Isla cuenta con un estricto código que garantiza la seguridad de la vida humana y calidad de las construcciones en caso de un evento climatológico significativo que incluye un diseño sísmico. Luego del paso del huracán Hugo, que azotó al País en el 1989, la industria de la construcción comenzó a trabajar en la implantación de un código más moderno que no se cambió hasta el 1999. Se utilizó el Uniform Building Code (UBC) de 1997 y fue enmendado por el Comité de Códigos bajo la Administración de Reglamentos y Permisos (ARPE) para atemperarlo a las necesidades locales. En ese año se hicieron innumerables cambios de los cuales los más importantes fueron: la eliminación del Código de Energía que existía en ese momento y el aumento de los parámetros de diseño para resistencia de los vientos sostenidos que deben tomarse en cuenta al diseñar y construir una estructura, de 95 a 110 millas.
En el 2011 el UBC de 1997 se sustituyó por el International Building Code (IBC) de 2009 y otros códigos que publica el International Code Council (ICC) por los cuales se deja llevar Puerto Rico para reglamentar la construcción en la isla bajo la sombrilla de la Oficina de Gerencia de Permisos (OGPE), antiguo ARPE.
Nuevo código
Luego de dos años de evaluación para atemperar los Códigos Modelos de la ICC a las necesidades locales de la Isla, en marzo de 2011 la Oficina de Gerencia de Permisos actualizó el Código de Construcción de Puerto Rico con la participación del Colegio de Ingenieros y Agrimensores, Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas, Asociación de Contratistas Generales, Asociación de Constructores de Hogares (ACH) y agencias gubernamentales concernientes a la construcción, teniendo en cuenta las particularidades geográficas, topográficas, climáticas y sociales de la Isla.
Para Puerto Rico se utilizaron los códigos de La ICC del 2009. Estos son: el International Building Code, International Residential Code, International Existing Building Code, International Fire Code, International Mechanical Code, International Energy Conservation Code, International Private Sewage Disposal Code, International Fuel Gas Code y el International Plumbing Code.
Según el ingeniero Agustín Mújica, presidente del Comité de Códigos de la ACH, se utilizaron los Códigos Modelos de la International Code Council, que incluye 13 códigos de los cuales solo nueve aplican a Puerto Rico. Estos códigos modelos de la International Code Council (ICC) son revisados cada tres años. Puerto Rico tiene la potestad de aceptar, eliminar, alterar, o enmendar uno o todos los requisitos de diseño de estos códigos y sus estándares para atemperarlos a las necesidades geográficas, climatológicas y sociales de la Isla.
Continuó diciendo el Ing. Mújica que hay algunos de estos códigos que tienen cambios que afectarían a proyectos que están en diseño, aprobados para comenzar construcción, y/o en el proceso de aprobación, por lo cual fue necesario dar un grandfather clause y tenemos un año para adoptarlos, con excepción del código de conservación de energía que necesita más análisis para nuestro clima tropical y debe implementarse en forma escalonada hasta el 2016.
Cambios más importantes
Entre los principales cambios están los parámetros de diseño para estructuras resistentes a vientos de 145 millas. Anteriormente se construía para soportar un máximo de 110 millas, por lo que ahora las estructuras y sus elementos de fachada y accesorios deberán diseñarse más fuertes ante el embate de fenómenos climatológicos. Una de las áreas que tendrá un efecto de incrementar los costos de construcción serán las fachadas, ventanas y puertas exteriores, ya que se incluyen en el nuevo código, parámetros de diseño para impacto de objetos en una área dentro de una milla de la costa.
En el código de terremotos se incorporaron nuevos parámetros basados en recientes estudios sismológicos y se establecieron normas para cada municipio o zona geográfica. El código evalúa peligrosidad de los terrenos de acuerdo a sus características que puedan incrementar movimiento y aceleración de las estructuras. Debido al hecho que las enmiendas que se hicieron al antiguo código de construcción de Puerto Rico en 1987, el nuevo código no tiene cambios substanciales de diseño que incrementen los costos de construcción. Esto nos da una satisfacción de que las estructuras construidas con el código vigente son seguras ante un evento sísmico.
Aclaró el Ing. Mújica que si bien las estructuras construidas bajo los códigos actuales muestran una seguridad ante un movimiento sísmico, no es así para la mayoría de las residencias construidas de forma informal en toda la Isla, principalmente en las laderas de las montaña. El Colegio de Ingenieros y Agrimensores de Puerto Rico presentó un plan para a este problema, pero el mismo se le ha hecho caso omiso. Lo recordaremos cuando ocurra un desastre, mueran miles de puertorriqueños, y se busque a quien echarle la culpa.
También se encuentran los nuevos parámetros para facilitar el acceso de personas con impedimentos y salidas de emergencia en todo tipo de construcción, implementando los requerimientos de la Ley ADA.
Posiblemente la parte más impactante en el nuevo código, aparte de los cambios mencionados, es que se añadió un nuevo Código de Conservación de Energía. Puerto Rico tenía un Código de Energía, que se utilizo desde 1978 y fue eliminado en 1999. El nuevo Código de Energía para Puerto Rico requiere un cumplimiento con valores térmicos para áreas acondicionadas en las residencias que no es lo necesario para el trópico. Estos requisitos pueden elevar los costos de construcción de las residencias de un 15% a 20%, advirtió Mújica.
El efecto en la industria de la construcción
Hans Moll Stubbe, presidente de la Asociación de Constructores de Hogares (ACH), afirma que es esencial medir el efecto económico que significan los cambios en el nuevo código y analizar el impacto entre su costo adicional y beneficio al consumidor.
Este se refiere a que aunque la mayoría de los cambios no tienen un impacto significativo en el bolsillo del consumidor por tratarse de mejoras sencillas, el Código de Conservación de Energía sí complica el panorama de la construcción, sobre todo en el sector de interés social.
Estos cambios podrían aumentan cerca de $15,000 la construcción de una vivienda y no tienen un beneficio para el comprador. Hacer esto sería un error garrafal. Por eso es importante adaptar los códigos a las condiciones locales y vender una cultura de ahorro energético. La bola está en nuestra cancha para hacer unos códigos energéticos adecuados para nuestra Isla y nuestra gente. Tenemos hasta el 2016 para adaptar los códigos al clima y economía del País, explicó Moll Stubbe.
A manera de ejemplo, el Líder de la ACH dijo que los calentadores solares significan una inversión inicial que se recupera en los primeros años y que ahorra una cantidad significativa en el pago mensual de consumo de electricidad. Este tipo de requerimiento de conservación de energía que beneficia al comprador es lo que, según Moll Stubbe, necesita la nueva reglamentación, para evitar cambios costosos que no se atemperen a las condiciones de la Isla como factores de aislación de calor y filtración.
Por su parte, Mújica comentó que los cambios del área sísmica no afectan mucho a la industria, lo que quiere decir que ya contábamos con un buen código en caso de terremotos. Los que sí afectan económicamente son los cambios que tienen que ver con el comportamiento de los vientos y los requisitos de diseño para fachadas, ventanas y cristales. También los cambios de aislamiento térmico en edificios comerciales y residenciales que exige American Society of Heating, Refrigerating and Air-Conditioning Engineers (ASHRAE) y el Nuevo Código de Energía, muy especialmente aquellos que aplican a las viviendas, ya que en el área comercial gran parte de los diseños se hacían en cumplimientos con los requisitos de ASHRAE, alega Mújica.
Los requerimientos para protegerse de los vientos hacen que el costo de construcción incremente, así como especificaciones para que las residencias se preparen (requisitos térmicos) para incluir acondicionadores de aire aunque no se diseñen para ellos. Este requerimiento se considera innecesario en las viviendas de la isla si se construye con técnicas de ventilación cruzada y aislamiento, aparte de que podría aumentar hasta un 15% en los costos básicos de construcción.
Ambos constructores están de acuerdo en que el alza en los costos de construcción en viviendas nuevas tendrá como consecuencia que se retrase la recuperación económica en este sector y se aumente la vivienda informal, ya que muchas viviendas nuevas no serían asequibles para una gran sector de la población.
Mientras más inaccesible se haga la vivienda, más personas van a optar por una vivienda i informal ya que no pueden cualificar para una vivienda cumpliendo con los requisitos de los nuevos códigos, creando problemas mayores. Esto debido a que la mayoría de este tipo de vivienda no cumple con requisitos ambientales. El 55% de las residencias en la Isla son de construcción informal. Nos preocupa que estos cambios incluyen a la vivienda de interés social, aclara Mújica.
Por su parte, Moll Stubbe recomienda una cultura de ahorro energético que no redunde en más inversión para el comprador.
El Código tiene que garantizar una vivienda segura que se adapte a la economía, pero hay que comenzar por evaluar dónde se construye para ver la realidad completa, evitando zonas inundables o desagües y tuberías ilegales. Tenemos muchos retos en la parte energética, pero también una oportunidad para llegar a un nivel de inversión que resulte en ahorro, concluyó.
Articulo de: endi.com
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